¿Cómo identificar problemas en el termostato de tu coche?

El motor de un coche opera eficientemente en un rango específico de temperaturas, pero mantener ese equilibrio no es tarea fácil. El calor generado durante el funcionamiento de las piezas del motor presenta un desafío. Por ello, existe una pieza dedicada exclusivamente a regular la temperatura de refrigeración del automóvil: el termostato.

¿Cómo funciona el termostato?

Al iniciar el coche en frío, éste permanece cerrado, impidiendo el flujo de líquido refrigerante al motor. Con el tiempo, a medida que el motor se calienta, se abre gradualmente a partir de los 80°C, permitiendo un flujo moderado de anticongelante. Al alcanzar los 87°C, los termostatos se abren por completo, asegurando el correcto funcionamiento del sistema de refrigeración del automóvil.

En situaciones de menor generación de calor, se cierra nuevamente para elevar la temperatura. Por lo tanto, este componente opera de manera constante, abriendo y cerrando su muelle para garantizar una regulación continua. En motores diésel, suelen operar alrededor de los 85°C, mientras que en motores de gasolina se aproximan más a los 90°C.

¿Dónde se ubica?

La ubicación del termostato en los automóviles varía según el fabricante y no sigue un patrón uniforme. Por lo general, se encuentra en la salida del bloque del motor, en la parte superior de la junta de la culata o cerca del radiador. Para identificar su ubicación específica en tu vehículo, es necesario consultar el manual del automóvil.

¿Existe más de un termostato en el coche?

En general, la mayoría de los coches en circulación están equipados con un solo termostato. Sin embargo, algunos coches deportivos incorporan un segundo en el sistema de aceite. Además, en el caso de los coches híbridos, es común encontrar uno adicional que gestiona el circuito de refrigeración destinado a la batería de alto voltaje.

¿Qué tipos hay?

Dentro de la categoría de termostatos, se distinguen principalmente dos tipos:

1. Termostato de muelle: Este es el tipo más comúnmente utilizado. Funciona mediante la dilatación de los materiales cuando la temperatura aumenta. Un muelle asociado al termostato se estira para permitir el flujo del líquido refrigerante a medida que la temperatura se eleva.
2. Termostato de cápsula: Similar en funcionamiento al termostato de muelle, la principal diferencia radica en que en lugar de emplear un muelle, utiliza una cápsula. Esta cápsula responde a los cambios de temperatura, facilitando la apertura o cierre del termostato para regular el flujo de líquido refrigerante.

Estos dos tipos desempeñan un papel crucial en el control térmico del motor, asegurando que las temperaturas se mantengan dentro de los rangos óptimos para un rendimiento eficiente y duradero del vehículo. La elección entre un termostato de muelle o de cápsula depende del diseño específico del sistema de refrigeración del automóvil y de las preferencias del fabricante.

¿Cuáles son los síntomas que muestran que está fallando?

Normalmente, se identifican dos síntomas principales:

1. Termostato cerrado: En este caso, el termostato permanece cerrado, lo que impide la regulación adecuada de la temperatura del motor. Con el tiempo, esto puede llevar a un aumento gradual de la temperatura, superando los 90ºC. Este escenario presenta riesgos para el motor, ya que puede conducir a situaciones de sobrecalentamiento.
2. Termostato abierto: Aunque menos perjudicial que la situación anterior, cuando el termostato permanece abierto, el motor no se bloquea. Sin embargo, puede resultar en un rendimiento subóptimo ya que el motor podría tener dificultades para alcanzar la temperatura de trabajo óptima, descendiendo incluso por debajo de los 60ºC. Este escenario puede acarrear diversas complicaciones, entre las que se incluyen:
   • Aumento del consumo de combustible, ya que el sistema interpreta que el motor aún está frío y requiere una mezcla más rica.
   • Incremento en las emisiones de gases debido a la inyección adicional de combustible.
   • Deterioro del funcionamiento del sistema de calefacción, ya que este depende de la temperatura del motor.

¿Por qué falla?

Los fallos pueden atribuirse a diversas causas, siendo importante comprender por qué se producen estos inconvenientes:

1. Desgaste por uso: El desgaste natural debido al uso continuo constituye la causa más común de fallos en un termostato. La fatiga del material con el tiempo puede afectar su capacidad para funcionar correctamente, lo que puede manifestarse en problemas de regulación de temperatura.
2. Uso incorrecto de anticongelantes: La utilización de anticongelantes incompatibles con las especificaciones del vehículo es otro factor que puede llevar al mal funcionamiento del termostato. La mezcla de anticongelantes incorrectos puede generar la formación de grumos a largo plazo, obstruyendo el termostato y afectando su rendimiento.
3. Fallas en el sistema de refrigeración: Problemas en el sistema de refrigeración, como la presencia de aire o la acumulación de sedimentos, pueden afectar indirectamente al termostato. Un sistema de refrigeración ineficiente puede aumentar la carga de trabajo del termostato y contribuir a su deterioro prematuro.
4. Calentamiento excesivo: Las condiciones de conducción que someten al motor a un calentamiento excesivo, como la conducción a altas velocidades durante largos períodos, también pueden desencadenar fallas en el termostato.
5. Instalación incorrecta: En algunos casos, problemas con el termostato pueden estar relacionados con una instalación incorrecta. Un montaje inadecuado puede comprometer el sellado y el funcionamiento adecuado del termostato.

Entender estas posibles causas puede ayudar a los propietarios de vehículos a tomar medidas preventivas y realizar el mantenimiento adecuado para evitar fallos en el termostato y garantizar un funcionamiento óptimo del sistema de refrigeración.

¿Cuáles son las averías que puede ocasionar el fallo del termostato?

Las consecuencias de un mal funcionamiento del termostato de tu coche pueden desencadenar diversas averías:

1. Termostato que no se abre: Esta situación puede generar problemas graves, ya que el bloqueo del termostato impide la regulación adecuada de la temperatura. En casos extremos, puede dar lugar a un sobrecalentamiento en las piezas del motor, provocando daños severos. La culata, los pistones o la junta de culata podrían sufrir fisuras o incluso romperse. Ante esta situación, es imperativo detener el vehículo de inmediato para evitar mayores daños. Es importante destacar que, como socio del RACE, cuentas con una garantía mecánica en ciertas piezas del coche.
2. Termostato completamente abierto: Aunque menos grave que el escenario anterior, un termostato que permanece totalmente abierto puede generar inconvenientes más manejables. La reparación generalmente implica la sustitución del termostato, que tiene un costo aproximado de 40 euros. Sin embargo, es necesario considerar el costo adicional de la mano de obra, lo que eleva el total a alrededor de 200 euros. En este caso, es recomendable llevar el automóvil a un taller para realizar el reemplazo necesario.

En Azur Global, estamos comprometidos a comprender tus necesidades y proporcionar soluciones personalizadas.

Si deseas mantenerte informado sobre las últimas novedades y consejos, ¡te invitamos a visitar nuestro perfil de Instagram! En él, publicamos tendencias y consejos semana tras semana. ¡Estamos aquí para ayudarte a mantener tu vehículo en las mejores condiciones!